Un ejército de combate en la frontera
Saúl Escobar Toledo
El Sur 16042025
Diez mil soldados del ejército de
Estados Unidos, pertenecientes a la Brigada Stryker de la 4ª División de
Infantería del Fort Carson en Colorado, han sido desplegados para vigilar la
frontera desde Texas hasta California. Fueron comisionados para construir una
“base militar satélite” con el propósito de frenar la migración indocumentada y
el contrabando de drogas.
Además, se han dispuesto “vuelos de
aviones no tripulados y una presencia marítima inusualmente robusta frente a
México”, según un reportaje del Washington Post (WP) de Dan Lamothe publicado
el pasado 11 de abril. Las tropas cuentan con equipo militar y logístico
“reservado para misiones en el extranjero”.
Algunos legisladores de la oposición
han manifestado que se trata de un despliegue excesivo de fuerza. También ha despertado
sospechas en Washington y en la Ciudad de México, de que podría mostrar la
intención de intervenir en territorio mexicano con “fuerza letal” contra los
cárteles mexicanos declarados como “organizaciones terroristas extranjeras”.
El número exagerado de tropas en la frontera
responde a la idea, manifestada por Trump desde su campaña, de que se trata de combatir una “invasión”, como
si se tratar de hacer frente a un ejército enemigo. Según el reportaje del WP,
la unidad Striker ha sido utilizada en Afganistán e Irak y recientemente en la
guerra de Ucrania. Sus vehículos blindados de ocho ruedas están diseñados para
llevar rápidamente a las tropas de infantería a la batalla y pueden atravesar
terrenos difíciles. Aunque los vehículos no cargan ametralladoras pueden
detectar personas a una distancia de dos millas y los soldados portan rifles y
tienen “derecho a defenderse”. Un oficial, entrevistado por el reportero del WP
afirmó que “no estamos entrenados” para este tipo de tareas, pero se trata de
“una unidad muy bien calificada que puede hacer cualquier cosa".
Este despliegue excesivo e inusitado
de fuerzas militares en la frontera con México puede interpretarse de diversas
maneras. Sin embargo, parece que el objetivo principal es atemorizar tanto a
los migrantes que pretenden cruzar la frontera como, igualmente, al gobierno mexicano. Como en el
caso de los aranceles, la política de la Casa Blanca consiste en amenazas, abusos
y exhibir una crueldad despiadada e irracional con el objetivo de someter a las
naciones a sus designios, en esta ocasión, a su vecino del sur.
Para frenar la migración, hay que
recordar que Trump eliminó la aplicación de teléfono móvil CBP One introducida
por la administración del expresidente demócrata Joe Biden, la cual fue diseñada
para que los migrantes pudieran pedir cita en una estación de entrada e
ingresar legalmente en el país. La usaron más de 900.000 personas, según datos
oficiales.
Ahora, en cambio, se trata de usar la
fuerza bruta. Una muestra más de esta política es la deportación de migrantes a
la base militar de Guantánamo en Cuba. Según algunos senadores que visitaron el
lugar, esa prisión que durante años albergó a detenidos vinculados a Al Qaeda, alberga a unas 85 personas, la mayoría
venezolanos. Los legisladores, después de su visita, emitieron un comunicado
instando a la administración de Trump a “terminar inmediatamente esta misión
equivocada”; sin embargo, un avión de la
Fuerza Aérea procedente de San Antonio llevó a 12 migrantes más a la base
ubicada en Cuba después de que se conoció la queja.
Igualmente, la decisión de llevar a
los detenidos en las redadas a las cárceles de El Salvador, con la alegre
complacencia del presidente Bukele, demuestra el abuso de la fuerza y la
violación de la legalidad. Ahí está el caso de Armando Abrego deportado
injustamente a la nación centroamericana por un “error administrativo” según
las autoridades de EU. La Corte ha ordenado su regreso a EU, pero el gobierno
no ha obedecido. También está el ejemplo de Arturo Suárez, ciudadano venezolano
detenido el 14 de marzo y deportado a El Salvador, acusado con otras 237 personas
de esa nación sudamericana de pertenecer a una banda criminal y declarados
“enemigos extranjeros” sin la
oportunidad de defenderse. Según el NYT, la mayoría de ellos no tienen
antecedentes penales. Estas arbitrariedades se basan, alega el gobierno de
Trump, en una ley que le permite detener personas en tiempos de guerra, lo que
ha sido cuestionado por la Suprema Corte. Una ley excepcionalmente invocada en
la historia de EU, la más reciente, durante la Segunda Guerra Mundial cuando
sirvió para detener a ciudadanos de Japón, Italia y Alemania. La juez Millet
criticó la falta debido proceso de estas personas y afirmó que “los nazis
recibieron un mejor trato bajo esa ley”.
Para Trump, los resultados han sido
exitosos: en marzo, la Oficina de
Aduanas y Protección Fronteriza registró 7.180 cruces de personas frente a las
28.654 de febrero y un máximo de 370.883 en diciembre de 2023 durante la
administración Biden. El terror contra
los migrantes, en efecto, ha disminuido los intentos para cruzar la frontera. No
obstante, al mismo tiempo, ha provocado
una crisis de escasez de mano de obra.
Un bufete de abogados de EU ha
publicado un estudio (disponible en www.inmigracionokabogados.com) que señala :
“Las medidas migratorias de la
Administración Trump han generado serias preocupaciones en el mercado laboral
de Estados Unidos. Empresarios y congresistas republicanos y demócratas han
alertado acerca de la escasez de trabajadores, especialmente en sectores clave
como la agricultura, la construcción, la
hostelería y las labores de limpieza”. A finales de marzo, enviaron una carta a
la Casa Blanca para que se otorguen permisos de trabajo para los migrantes sin
antecedentes penales. Argumentaron que, sin esa mano de obra, Estados Unidos dejará de ser la primera
economía mundial.
Según datos oficiales del
Departamento de Trabajo de EU, de los 2,4 millones de jornaleros agrícolas que
laboran en su territorio, el 44 % son migrantes que han entrado sin visa ni
autorización legal. En el caso de la hostelería y el servicio de restaurantes, la
cifra se eleva al 64%.
Otro reportaje, del periodista Thomas
Kennedy, afirma que “los inmigrantes en (el estado de ) Florida representan el
47 % de la fuerza laboral en la agricultura, la silvicultura, la pesca, la caza
y la minería; el 38 % en la construcción; y el 25 % en el sector servicios”
Sin embargo, la respuesta a esta
crisis laboral en Florida ha consistido en
“desmantelar las leyes del trabajo infantil con la intención de permitir
que los menores trabajen a tiempo completo, durante la noche, en días escolares
y sin descansos, para suplantar a los
mismos trabajadores migrantes que expulsaron del estado”.
El informe de los abogados señala
asimismo que el ambiente persecutorio desatado por las autoridades está
alejando también “a profesionales
altamente calificados”. Y “dificulta la contratación de especialistas extranjeros
en tecnología, ingeniería, medicina y derecho”.
Ante esta evidente crisis, Trump y su
equipo han respondido que los trabajadores migrantes “si salen de buena manera
(por su propia voluntad) y regresan a su
país, trabajemos con ellos para intentar que regresen legalmente”.
Por su parte, la secretaria de
Seguridad Interior (DHS), Kristi Noem, mencionó que “20 o 21 millones de personas tienen que
volver a casa”, cifra evidentemente falsa y exagerada. Y añadió que tendrán la
oportunidad de volver a Estados Unidos “algún día”.
Este regreso, mientras persistan las
políticas de amedrentamiento, difícilmente sucederá. Además, no hay en el
horizonte político y legislativo de EU ninguna intención de modificar las leyes
de inmigración.
Así pues, como en otros casos, Trump
utiliza la fuerza desmedida y la violación a las leyes para detener la
migración. Frente al caos y disrupción económica y laboral que está causando
confía en que las cosas se arreglarán “algún día”.
Los efectos de esas políticas de
crueldad desmedida difícilmente serán reparados. Millones de personas, en este
caso migrantes que ya viven en EU o pretendían llegar allá, tendrán que pagar un enorme costo humano por
las decisiones de un gobierno encabezado por un tirano que, como define la
RAE, se distingue por “el abuso de su
poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia, o que simplemente
impone ese poder y superioridad en grado extraordinario”.
saulescobar.blogspot.com
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