Ensayos, libros y notas sobre temas como el empleo, los salarios, las condiciones de trabajo, la economía en México y en el mundo, sobre todo desde una perspectiva histórica
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jueves, 26 de septiembre de 2019
miércoles, 25 de septiembre de 2019
Los rincones ocultos de la economía global
Saúl Escobar Toledo
La revista Finanzas y Desarrollo (FyD), correspondiente al
mes de septiembre de este año (disponible en https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/index.htm)
editada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), dedica buena parte de su
contenido a un espinoso asunto: el dinero que circula por el mundo de manera
clandestina para obtener beneficios ilícitos.
En la presentación de la revista, el Director gerente
encargado del despacho, David Lipton,
advierte que el mundo está cambiando y que el FMI debe hacerlo también. Para
ello debe seguir siendo una institución relevante que promueva la cooperación internacional. Una
tarea que tiene que hacerse cargo de problemas como los siguientes:
Refugios fiscales
Uno de los más destacados artículos de la revista se refiere
a los refugios (o paraísos) fiscales. Escrito por Nicholas Shaxson, un autor
que ha publicado varios libros sobre estos asuntos, por ejemplo, “Las Islas del
Tesoro” y “La Maldición Financiera”, el primero publicado por el FCE y el otro
en prensa a cargo de la misma editorial mexicana.
Según Shaxson, entre 500 y 600 mil millones de dólares se
dejan de recaudar cada año por concepto de impuestos corporativos gracias a
esos refugios. En lo que toca a las personas físicas el asunto es, igualmente, muy grave ya que éstas tienen algo así como 8.7 billones de
dólares depositados en esos paraísos, aunque hay quien afirma que la cifra es
mucho mayor, alcanzando los 36 billones. Conservadoramente, la evasión alcanzaría
200 mil millones de dólares que deben ser agregados a los gravámenes no cobrados a las empresas. En total, cerca de
un billón de dólares sustraídos a las arcas gubernamentales cada año.
Los refugios no sólo permiten burlar al fisco: son, al mismo tiempo,
lugares ocultos para proteger actividades ilícitas de las élites económicas y
políticas. Además, los flujos de capital que se desplazan de un país determinado
a un paraíso fiscal representan un peligro para la estabilidad financiera,
sobre todo de las economías emergentes. Por otro lado, la competencia entre
muchos gobiernos del mundo por atraer capitales a estos centros financieros ha
llevado a una caída de la tasa impositiva que se aplica a las corporaciones.
Entre 1985 y el día de hoy ésta ha disminuido de 49 al 24 por ciento, mientras
que las ganancias brutas de las multinacionales estadounidenses que depositan
sus activos en los paraísos ha aumentado de entre un 5-10% en los noventa a un
25-30% actualmente.
La red oscura
Otro artículo, firmado por Kumar y Rosenbach, se refiere a lo que se ha denominado la Red o
el Internet oscuro (Dark Web). Según estos autores, a fines de los años noventa
dos centros de investigación del Departamento de Defensa de EU desarrollaron
una red de internet que permitía el anonimato y encriptaba las comunicaciones
para proteger a los espías de ese país. Dicha tecnología está ahora al alcance
de cualquier persona mediante una aplicación o software llamada Red Tor, acrónimo de The Onion Router o
la ruta (digital) de la cebolla: muchas capas de encriptación que protegen la
información que circula por esta red. La red Tor es la tecnología que soporta
la internet oscura: una serie de sitios inaccesibles para quienes usan los
navegadores usuales y que no puede ser localizada por buscadores como Google.
Esta red facilita un mercado clandestino creciente, poblado de
criminales sofisticados que trafican drogas, armas, identidades robadas,
pornografía infantil, y otros servicios y productos ilícitos. Y como la
criptomonedas son los principales medios de pago, ello hace más difícil de
rastrear estas nefastas actividades.
Desde 2011, cuando empezó a circular el bitcoin, la primera
criptomoneda, éste ha sido el instrumento de pago preferido por los
delincuentes. Según este reportaje, el comercio en esta red oculta creció de
unos 250 millones de dólares a 872 millones en 2018 y llegará a mil millones en
2019. El reportaje concluye que resulta indispensable un mayor control de las
operaciones realizadas mediante criptomonedas para detener el lavado de dinero
y el financiamiento a actividades terroristas.
La corrupción
Otro trabajo, elaborado por Mauro, Medas y Fournier, afirma que
frenar la corrupción puede generar importantes beneficios fiscales. Nuestra
investigación, dicen, muestra que los ingresos públicos son más altos en los
países percibidos como menos corruptos. Recaudan 4 puntos porcentuales más del
PIB en impuestos que aquellos en el mismo nivel de desarrollo económico con
niveles más altos de corrupción. Concluye que, si todos los países redujeran la
corrupción a, digamos, un tercio, se podrían recaudar $ 1 billón en ingresos
fiscales adicionales, o 1.25 por ciento del PIB mundial.
Las inversiones fantasma
En otro artículo de la revista, Damgaard, Elkjaer y Johannese
analizan el caso de los flujos por concepto de Inversiones Extranjeras Directas
(IED), el cual se entiende, en la práctica, como inversiones financieras
transfronterizas entre empresas que pertenecen al mismo grupo multinacional. El
problema es que, gran parte de esta inversión, es de naturaleza fantasma, es
decir, se trata de corrientes de capital que pasan por entidades ficticias o
que existen sólo de nombre pues no llevan a cabo actividades comerciales reales
sino tareas meramente administrativas destinadas minimizar o disfrazar la
factura fiscal de las empresas.
Llama la atención, agregan, que algunos paraísos fiscales
conocidos alberguen la gran mayoría de la IED fantasma del mundo. Luxemburgo y
los Países Bajos reciben casi la mitad. Y cuando agrega a la lista Hong Kong,
las Islas Vírgenes Británicas, Bermudas, Singapur, las Islas Caimán, Suiza,
Irlanda y Mauricio, estas 10 economías albergan más del 85 por ciento de todas
las inversiones fantasmas.
¿Por qué y cómo este puñado de paraísos fiscales atrae tanta
IED fantasma? En algunos casos, se trata de una estrategia política deliberada
para atraer la mayor cantidad de inversión extranjera posible al ofrecer tasas
impositivas muy bajas o nulas. A nivel mundial, las inversiones fantasmas
ascienden a la asombrosa cantidad de $ 15 billones de dólares, equivalente al
PIB anual combinado de dos potencias económicas, China y Alemania.
Mi conclusión
La publicación del FMI ayuda a entender una cuestión
fundamental: el poder de las corporaciones y de las mafias del crimen
organizado, es decir el poder del dinero, está imponiéndose al poder político y
a las capacidades de los organismos multinacionales de cooperación como el FMI,
el Banco Mundial o la ONU. Estos últimos son cada vez más incapaces de
controlar o detener los flujos de capitales que por diversos medios burlan al
fisco, las regulaciones internacionales y los ordenamientos legales de los
países. El resultado es una debilidad mayor y, por lo tanto, como señala el
editor de FyD, una incapacidad creciente de las instituciones para atacar los
grandes problemas de la economía global, sobre todo la desigualdad, la pobreza
y la inestabilidad económica, política y social. El orden internacional está
siendo socavado en aras de la ganancia, una parte de ella ilícita y escondida
bajo diversas formas. Hasta el momento actual, a pesar de algunos esfuerzos, la
batalla está siendo ganada por los dueños del dinero y los violadores de la ley.
El FMI, un organismo que en las últimas décadas ha sido un instrumento de las
políticas neoliberales, favorables a esas élites superpoderosas que ahora
considera fuera de control, manifiesta la necesidad de un cambio. Pasar de la teoría a la realidad requerirá
una gran voluntad política y delinear un rumbo de la comunidad internacional
bajo nuevos principios y acuerdos. ¿Tendrá el FMI la reserva intelectual y la
capacidad administrativa para encabezar esas reformas? Por lo pronto, ya es un
avance que se hable de estos problemas. El pensamiento único, los dogmas neoliberales
hace no tantos años incontestables, parecen estar desmoronándose.
Saulescobar.blogspot.com
jueves, 12 de septiembre de 2019
Una estrategia recatada, y sus posibles consecuencias
Saúl Escobar Toledo
El gobierno de la república
entregó el llamado paquete económico el pasado domingo 9 de septiembre. Las
metas que ahí se exponen para el próximo año parecen modestas: un crecimiento
de alrededor del 2 %, ligera pero claramente mayor al esperado para este año (que
oscilará entre 0.6 y 1.2%) y que contrasta con el obtenido en los últimos meses,
que se situaba en cero.
Lo anterior se deriva según los
cálculos de Hacienda, de un ligero aumento de la recaudación por impuestos (3.7%)
y una todavía pequeña recuperación de los ingresos petroleros (4.5%). Por lo
tanto, el gasto programable (sin el pago de la deuda) se incrementará apenas 0.8%.
El documento advierte riesgos que
pueden poner en peligro estas metas, tanto internos como externos. Entre estos
últimos, que el crecimiento económico mundial se caiga, dando un brusco viraje
a la expectativa (según el FMI) de que 2020 sea un poco mejor que 2019. Esto
puede suceder por una mayor tensión política y comercial entre China y Estados
Unidos y/o porque el ciclo económico muestre una tendencia negativa más rápida
de lo esperado, sobre todo en el sector industrial estadounidense. Otro
problema reside en que el Tratado Comercial, el T-MEC, se detenga y no sea
ratificado por alguno de los otros dos socios, en este caso, sobre todo,
nuestro por vecino del norte. En una palabra, los problemas mundiales están
centrados en el gobierno de un señor llamado Trump, aunque siendo realistas la
evolución de las economías también tienen que ver con la fase del ciclo en que
nos encontramos. Para discutir este
último asunto, tendríamos que recurrir a una argumentación muy larga y
polémica. Lo cierto es que los economistas y amigos que los acompañan
(políticos, administradores de gobierno, gerentes, inversionistas, etc.) están
de acuerdo por lo menos en una cosa: el capitalismo es un sistema económico
cíclico y los periodos de auge son seguidos por otros de vacas flacas. Desde
luego, los factores sociales y políticos pueden retardar, acelerar o sortear
estos fenómenos, lo que hace todavía más imprevisible la llegada de una
recesión. Todavía peor cuando el clima mundial está bastante revuelto como
sucede en la actualidad.
El hecho de que el clima internacional
esté cargado de tensiones y problemas no resulta
propicio, concluyen nuestras autoridades hacendarias, para andarse arriesgando y
poner en práctica una política más audaz y decidida para estimular el crecimiento.
De ahí, subrayan, que se requiera mucha responsabilidad, lo que se traduce en
ajustes menores al esquema económico que ha vivido el país desde hace casi tres
décadas. Según el secretario del ramo, éste es el momento adecuado para apostarle
a una mayor integración con Estados Unidos, dada la pelea de este país con el
gigante asiático.
Pero además hay otros problemas,
los internos. Los Criterios Generales de Política Económica señalan la
posibilidad de que ocurra una mayor debilidad de la inversión privada. Lo
explican de esta manera:
Según
lo anterior, debemos concluir que la incomprensión o la inconformidad con el
cambio de rumbo y los objetivos de las políticas públicas de la nueva
administración han sido una causa del lento crecimiento y, peor aún, pueden ser
un serio obstáculo para el futuro. El gobierno
parece sacar dos conclusiones de esta situación: primero, la necesidad de una
política económica cautelosa, lo que significa un bajo déficit público;
descartar una posible reforma fiscal; y controlar la inflación. Y dos, la
necesidad de una relación frecuente e intensa con todos esos actores:
empresarios, inversionistas nacionales y extranjeros, agencias calificadoras y
organismos internacionales. A cambio de estas dos,
digamos, concesiones, el gobierno espera que lo dejen hacer lo que considera
prioritario: ejercer el gasto social mediante la entrega de recursos monetarios
a la población para combatir la pobreza y la desigualdad; y tratar de pacificar
al país, fortaleciendo a la Fiscalía General de la República y la Guardia
Nacional. Otra pieza fundamental, ahora más explícita, es la recuperación de
PEMEX que tendrá más recursos que el año pasado, al igual que la CFE (8.8% y
1.4%).
Otras medidas como el incremento
decidido de la inversión en infraestructura física se han relegado. Hay que
reconocer, por otro lado, el esfuerzo para hacer más eficiente el gasto
realizando algunos ajustes en los programas. Bajan algunos (como Jóvenes
construyendo el futuro) y aumentan otros (como la pensión para Adultos mayores
y Sembrando Vida). Por su parte, a pesar de que el presupuesto de la Secretaría
de Salud no crece, el IMSS y el ISSSTE contarán con un aumento real.
Es encomiable también que se
busque una mayor recaudación tributaria, combatiendo la evasión y la elusión fiscal,
gravando los servicios de las plataformas digitales, la subcontratación laboral
y elevando los impuestos a refrescos y cigarros. Sin embargo, el nivel de
ingresos que se proponen captar para el próximo año sigue siendo bajo si lo
comparamos internacionalmente con otros países de América Latina y desde luego
para impulsar la expansión económica y superar las carencias más importantes en
materias como salud, agua, medio ambiente, y otros.
Esta
formulación, si se ajusta a lo que realmente se propone la estrategia
gubernamental, tiene pros y contras. A favor, pudiera decirse que busca
garantizar la estabilidad política y económica, y descartar la repetición de
episodios ocurridos en el pasado, particularmente en la crisis de 1982. Y otras
experiencias negativas de la izquierda en América Latina. Cualquier avance, así
sea pequeño pero consistente, en el terreno de la seguridad y la violencia
podría verse, sin duda, como un gran logro. Y poner de pie a PEMEX después de
tantos años de desmantelamiento sería igualmente otro acierto indudable.
En
contra de esta lógica, debería subrayarse que el comportamiento de la economía
puede ser demasiado frágil sin un liderazgo del sector público fortalecido. La
recesión o desaceleración mundial serán más difíciles de asimilar si persiste
un aparato estatal fiscal y
productivamente débil. De igual manera, las presiones internas, también podrían
resistirse mejor si el gobierno decidiera poner sobre la mesa un plan de
recuperación económica que exija a todos los actores productivos una
contribución mayor, proporcional a la riqueza y los ingresos de cada quien, bajo
la premisa de que se puede y se debe, al mismo tiempo, crecer y distribuir
mejor.
Por
lo pronto, esta última opción se ha descartado. Habrá que ver si
definitivamente. pues los escenarios pueden cambiar más rápido de lo que se
piensa. Se tendrá que revisar entonces la estrategia planteada. Y seguir insistiendo en que se requiere un
plan B.
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