En Estados Unidos se cocina una reforma legislativa tóxica para la economía mundial
Saúl Escobar Toledo
El Congreso de Estados Unidos está
elaborando una reforma fiscal que afectará no sólo a sus compatriotas sino a
todo el mundo y en particular a México. Hace apenas una semana, la Cámara de
Representantes votó mayoritariamente a favor una serie de cambios legislativos
que recorta los impuestos y el gasto del gobierno, mismos que el semanario The
Nation calificó, en un artículo firmado por Robert Borosage, como “ridículos, insultantes
y criminales”. La líder demócrata de esa
instancia legislativa, Nancy Pelosi, aseguró que se trataba de un “chanchullo”.
Las razones son las siguientes:
a) Estados
Unidos tiene actualmente una desigualdad enorme, sólo comparable a la que
existió en los años previos a la crisis de 1929. La mitad de los recortes tributarios
está destinada al 1%, los más ricos del país, que ya concentran el 38.6 % del
ingreso total del país frente al 33.7% que detentaban hace unas décadas.
b) Las
ganancias de las corporaciones están en los niveles más altos de los últimos
años y sus contribuciones están declinando como parte del ingreso federal
total. Aun así, los republicanos intentan recortarles impuestos por alrededor
de 1.5 billones de dólares (trillones en la terminología usada en EU): el gravamen
a las empresas bajaría del 35 al 20%, beneficiando sobre todo a los grandes
negocios.
c) La
propuesta votada aumentará las contribuciones que pagan las familias
trabajadoras y de clase media.
d) Grandes
consorcios como Citibank, Wells Fargo, Apple y Pfizer y muchos otros han
evadido el pago de sus obligaciones durante muchos años por una cantidad
aproximada de 2.6 billones de dólares mediante los llamados paraísos fiscales.
Con la reforma aprobada se les premiará por esta conducta y se dará una rebaja adicional
a las multinacionales que obtienen lucros fuera de Estados Unidos.
e) El
costo de las colegiaturas universitarias ha provocado una crisis nacional pues
el monto de la deuda de los estudiantes excede ya el de los tarjetahabientes,
pero los republicanos decidieron aumentar en 71 mil millones de dólares el
costo de las cuotas durante la próxima década. Doce millones de estudiantes
deudores tendrán que pagar más.
f)
Los veteranos de guerras discapacitados y los
desempleados de largo plazo se verán también afectados pues se eliminarán los
créditos fiscales que se otorgan a las empresas para contratarlos.
g) Se
propone eliminar los impuestos estatales, sobre todo aquellos que se aplican a
las fortunas mayores de 5.4 millones de dólares.
h) Se
mantiene las exenciones impositivas a los magnates de bienes inmobiliarios como
Donald Trump, pero se eliminan los créditos fiscales para quienes inviertan en
comunidades pobres urbanas y rurales.
i)
Se planea recortar 25 mil millones de dólares al
programa Medicare (que provee atención médica a todas las personas mayores de
65 años, o más jóvenes consideradas discapacitadas debido a graves problemas de
salud, como cáncer o insuficiencia renal).
j)
El gasto del gobierno sufrirá seguramente otros
ajustes, principalmente en aquellos renglones destinados al bienestar social.
Todo esto representa un daño
terrible a la economía norteamericana, asegura Robert Reich, un especialista
muy reconocido. La creación de empleos señala, depende de la demanda interna de
bienes y servicios, pero ésta disminuirá si se aprueba la reforma pues las
familias de muy altos ingresos gastan muy poco de lo que reciben por los recortes
de impuestos y en cambio invierten su dinero en valores financieros o propiedades
inmobiliarias. Mientras tanto, la clase media y los más pobres han visto
reducir su poder de compra en las últimas décadas ya que sus salarios se han
estancado, lo que se agravará con esta transferencia de riqueza hacia las
personas más acaudaladas.
Aprobada por los representantes, el
proyecto tendrá ahora un segundo episodio en el Senado. Lo malo es que los
republicanos comparten en ambas cámaras el mismo objetivo: bajar los impuestos
a los super ricos y a las corporaciones empresariales. Las intenciones del
partido mayoritario pueden fracasar sólo si se dividen. Esta última posibilidad
es difícil pero no imposible pues en la votación ocurrida en días pasados, un
grupo de 13 republicanos se pasó al bando de los demócratas y rechazaron el
proyecto. En el Senado, su mayoría es
más apretada (52-48) y bastarían más de dos votos republicanos perdidos para que
la propuesta fuera rechazada. Hay además varias diferencias, algunas de fondo, entre
ambas legislaturas, a pesar de estar dominadas por los republicanos. De hecho, los
senadores aprobarán una iniciativa distinta y luego un comité bicameral tratará
de buscar arreglar las diferencias y lo que de ahí surja se votará posteriormente
para su aceptación (o rechazo) definitivo.
Aunque las propuestas de los
republicanos se basan en la creencia neoliberal de que la inversión y con ello
el crecimiento y los empleos se van a disparar si se rebajan los impuestos, sus
razones son fundamentalmente políticas. Quieren
satisfacer las peticiones de sus donantes, los grandes magnates, para seguir
recibiendo su patrocinio en las próximas campañas electorales. En segundo
lugar, el partido mayoritario busca una victoria política que los fortalezca a
ellos y al presidente Trump, después de tantas fallas, descrédito y desorden
del gobierno que inició sus funciones en enero de este año. Y finalmente, desean
aparentar que trabajan en favor del pueblo estadounidense pensando que el
panorama económico, que en efecto ha mejorado en el último año, se dispare en
el corto plazo, por lo menos hasta las elecciones noviembre de 2018.
Si se impone la reforma, habrá
graves consecuencias para los estadounidenses y para el resto del mundo debido
al muy probable aumento de las tasas de interés ya que se incrementará
explosivamente la deuda pública de Estados Unidos para cubrir la rebaja de sus
ingresos tributarios y su inevitable consecuencia, el déficit presupuestario. Ello
tendrá efectos negativos en primer lugar para los deudores de aquel país que
tienen una hipoteca o piensan adquirirla, y para los que usan sus tarjetas de
crédito para cubrir los faltantes de sus quincenas. Pero, además, en muchas
partes del mundo, los bancos centrales se verán tentados a aumentar también el
costo del dinero para evitar que los flujos de inversión se fuguen hacia la
potencia norteamericana, y así evitar problemas monetarios e inestabilidad
financiera.
En el caso de México, además, la
rebaja de impuestos en EU presionará para que aquí también haya una quita a los
gravámenes sobre las ganancias de las empresas, con el pretexto de que los
capitales se irán si no se les otorga un trato similar al de allá. Ello
llevaría también a nuevos ajustes del gasto público y a un menor crecimiento. Si
a todo esto agregamos la incertidumbre y los posibles daños inmediatos que
puede producir la ruptura del TLCAN, la posible victoria de la enmienda de los
republicanos aumentaría la fuga de capitales y las presiones de los grandes empresarios
para ahondar las reformas “estructurales” regresivas que los han beneficiado. México
pude entrar así en una espiral tóxica: altas tasas de interés-menores ingresos
públicos-fuga de capitales y devaluaciones.
Trump y su partido están
demostrando a quién realmente sirven y cuáles son sus verdaderos intereses. Su pretendido
nacionalismo, sus compromisos anunciados para beneficiar a los trabajadores, y
todas sus promesas de campaña para “engrandecer” a EU se revelan ahora como pura
demagogia. El problema es que los efectos de estas medidas tan abierta y
abrumadoramente favorables al poderoso 1% y a sus grandes consorcios serán
pagados no sólo por la mayoría de los estadounidenses sino también por millones
de habitantes de este planeta y, en particular, por sus vecinos al sur de la
frontera.
Nada está escrito aún, pero ello
depende por ahora de un pequeño grupo de políticos ambiciosos e irresponsables.
Esperemos que el pueblo norteamericano los haga retroceder.
Twitter: #saulescoba
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